jueves, 13 de octubre de 2011

MIENTRAS DUERMES

Tras su aplaudida y exitosa experiencia dentro del falso documental y de la ficción hiper realista que dio origen a REC, pero manteniendo el suspense y el terror como leimotiv y el thriller psicológico como su género predilecto, llega a la gran pantalla Mientras Duermes, la nueva película de Jaume Balagueró, con guión de Alberto Marini.

A través de la figura de un más que convincente Luis Tosar, en el papel de César, Mientras Duermes nos adentra en la solitaria, patética y triste vida de un portero que ha perdido toda aspiración y esperanza vital, cuya frustración diaria le lleva, en ocasiones, al intento de suicidio, en otras, a regodearse en su propia desgracia y en su errática búsqueda de la felicidad…hasta que vislumbra el camino para encontrarla. Este cambio de dirección en la vida de César, estará motivado por la presencia de Clara (Marta Etura), una de las vecinas del edificio, joven, guapa, simpática, amable, y como el propio César no para de repetirse a sí mismo con repugnancia “siempre con esa sonrisa en la cara”.

Las noches se convertirán, pues, en el momento más esperado del día para el trastornado portero, el cual, alentado por su psicopatía y sus ansías de encontrar un motivo para levantarse cada mañana, se cuela en el apartamento de Clara, noche tras noche, con el deseo de convertir su vida en un infierno…con el fin de “quitarle esa sonrisa de la cara”.

Al más puro estilo clásico, en lo que al thriller se refiere, Balagueró nos muestra la frustración, la nula motivación de un individuo que se ve a sí mismo como un perdedor, un fracasado, cuyo único consuelo es el mal ajeno, el cual, si no lo encuentra de manera natural, lo inflige, como en el caso de Clara. Esta mezquindad introduce a los personajes en una atmósfera agobiante y siniestra, que llega a convertirse en asfixiante al final del film, que no hace concesiones a un posible final feliz, donde impere la justicia, y que nos recuerda lo perturbadora y dañina que la mente humana puede llegar a ser cuando no ve satisfechas sus expectativas.

viernes, 3 de junio de 2011

Miss Tacuarembó

De la mano de Martín Sastre, llega a nuestras carteleras Miss Tacuarembó, su primer trabajo como cineasta, a través de un film cargado de sorpresas y originalidad, que nos asombra aun más tratándose de su ópera prima.

Natalia y Carlos viven en la pequeña ciudad de Tacuarembó, soñando con un futuro más prometedor que el que su ciudad natal les aguarda, mientras que el resto de los habitantes del lugar les miran como a bichos raros. Ellos sueñan con ser artistas, cantantes, bailarines...precisamente todo aquello que jamás podrán conseguir si permanecen en Tacuarembó.

El meditado y ansiado plan de Natalia consiste en cumplir por fin los 18 años para poder presentarse al concurso de Miss Tacuarembó, el cual, si ganara, le permitiría irse con su querido amigo Carlos muy lejos de allí, y por fin triunfar.

Pero el futuro que la película nos muestra, no es el que ellos imaginaban. A los treinta, ambos trabajan en Cristo Park, un parque temático religioso, donde sus espectativas y sueños se van apagando poco a poco. Pero todo cambia cuando la madre de Natalia, la cual había perdido la relación con su hija, se pone en contacto con un popular programa de televisión, presentado por la inigualable Rosi de Palma...

La cinta transmite, ante todo, un positivismo y un vitalismo, normalmente inusual en las películas que tratan el tema de los sueños y fantasías humanas y de cómo todo es posible si uno se lo propone, ya que suelen caer en la “ñoñería” y la irrealidad un tanto absurda. Pero Miss Tacuarembó no, o mejor dicho, se aprovecha de esa “cursilería” habitual para transformarla en algo verdaderamente mágico, que despierta la simpatía y la sensibilidad de aquel que la contempla. Llena de momentos musicales, que se convierten en verdaderos videoclips, donde la estética pop y kitsch, e incluso hortera (y de ningún modo lo digo de manera peyorativa), se conjugan en una historia llena de humor que nos describe la vida tal y como es, ¡sin sentido! Destacar la presencia de la religión en el film, y sobre todo la figura de Cristo, que ayuda a enriquecer el argumento, en un claro paralelismo entre la fe cristiana y las esperanzas e ilusiones de dos niños que sueñan con alcanzar el éxito.


Black Swan

Impresionante. Cuando una creación artística alcanza el grado de obra maestra, encuentro limitadas las palabras para poder describir con claridad cuan magnífica ha resultado, en este caso, la sublime Black Swan (Cisne Negro), dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por la exquisita Natalie Portman, premiada con el Oscar a mejor actriz por su imponente interpretación en esta cinta.

Black Swan nos adentra en la historia personal de Nina, una sacrificada y un tanto frustrada bailarina, que espera con ansias, casi enfermizas, su culminación artística definitiva. Y es que su larga espera da sus frutos cuando el director de la compañía de ballet a la que pertenece, encarnado por Vincent Cassel, le asigna el papel protagonista en el Lago de los Cisnes, donde deberá desempeñar dos papeles diametralmente opuestos, el de cisne blanco y el de cisne negro. Nina posee la pureza, inocencia y elegancia del cisne blanco, sin embargo, no consigue conectar con la exuberancia y la pasión impetuosa que implica el cisne negro, actitudes que si parece demostrar una extrovertida y atractiva bailarina, interpretada por Mila Kunis, recién llegada a la compañía.

Como es lógico, los celos de Nina se desatan, llegando a convertirse en una enfermiza obsesión paranoide que le hace perder el contacto con la realidad. Su madre, bailarina fracasada, en su afán sobre protector, intenta mantener a su dulce hija en la burbuja de inocencia irreal en la que ella misma la había encerrado desde niña, mientras que su profesor y director del ballet, se afana en pervertir al delicado cisne blanco, para que Nina alcance la sexualidad del cisne negro.

Black Swan nos adentra en el peligroso y más que complicado y caótico mundo de la expresión artística, del talento, del ego, más aún, de la búsqueda de la absoluta perfección, extensible no sólo a los circuitos artísticos, si no a la idiosincrasia humana en general, en la que nuestras vanidosas y obsesivas ansias de triunfo personal nos llevan, en la peor de las ocasiones, a caer en un terrorífico círculo de autodestrucción.

Por otro lado, Aronofsky demuestra por todo lo alto su magnífica capacidad para recrear las pesadillas y locuras de la psique humana a través del thriller psicológico, llegando a alcanzar momentos de verdadero terror al más puro estilo clásico.

Toda esta densidad argumental, se nos presenta visualmente mediante una excelente fotografía, aderezada con una iluminación un tanto tenebrista y un cromatismo que oscila entre los blancos y negros, en sintonía con las dos caras de la protagonista y, por último, unos efectos visuales y de sonido de gran realismo, que hacen de este film, como comencé diciendo, una verdadera obra maestra.

sábado, 26 de marzo de 2011

Cine para todos...y todos para el Cine

Ha medida que ha ido evolucionando el arte en general, (y en el caso del cine, con mayor rapidez aún, ya que en menos de un siglo ha conseguido encumbrarse como uno de los hábitos sociales más demandados y de mayor calado entre la población mundial) hemos asistido a una democratización de la cultura. Este concepto que, a priori, entendemos como positivo, ha causado una gran controversia entre los teóricos y pensadores de los círculos artísticos ya que sus detractores, al hablar de democratización, se refieren, en realidad, a la vulgarización del arte y al proceso de mediocridad que, según ellos, está latente en la cultura. Es el “todo vale”, que tanto asusta a aquellos que intentan definir qué es el arte.

Pero dejando atrás esta disputa y, opiniones a parte, si he hecho alusión a ella es porque creo que puede estar relacionado con la problemática del público cinematográfico. Un público que las élites cinéfilas desprecian, aquel denominado despectivamente “palomitero”, sin criterio, sin gusto, sin cultura cinematográfica, fruto de esa democratización cultural, pero que, nos guste o no, es el mayoritario. El Cine se ha expandido, ha conseguido llegar a todos los rincones del planeta, se ha democratizado, y si esto ha sido posible, es gracias a la masa ingente de público que lo demanda, un público al que, por otro lado, culpamos de la falta de calidad cinematográfica en las producciones contemporáneas. Es la pescadilla que se muerde la cola.

La solución, pues, no está en lamentarse, ofenderse o criticar, o lo que es peor, convertirnos en herméticos snobs elitistas; si no en la educación, en la conciencia social del cine como una manifestación artística más y no sólo como un mero entretenimiento para las masas...¡llevemos el cine a las escuelas, institutos y universidades...saquémoslo a la calle! Ya lo decía Bazin, si consiguiéramos formar un espectador culto, ambicioso y bien preparado, sería el propio público el que demandaría filmes de mayor calidad y de mayor sensibilidad artística...devolviendo el cinematógrafo al lugar que le corresponde, como Séptimo Arte.

viernes, 25 de febrero de 2011

And the Oscar goes to...

Se acerca la noche del cine por excelencia y la entrega del premio más afamado dentro de la industria cinematográfica: el Oscar...tradición que se remonta hasta 1929...y aquí estamos a la espera de su edición número 83, en una gala que, por lo visto, promete grandes sorpresas...
Muchas son las nominaciones y los profesionales a premiar, si bien es cierto que las categorías "más gordas", o mejor dicho, las que más despiertan el interés del público son "mejor película", "mejor dirección" y "mejor película extranjera", sección en la que podríamos haber participado con
También la Lluvia de Icíar Bollaín, pero que desgraciadamente no contó con la suerte de su lado...
Y como todos los años ¡se levantan las apuestas!...claro está, yo ya tengo hecha mi quiniela, o mejor dicho, tengo claro qué premios me gustaría que se llevara cada película, en vez de qué premios creo (pensando friamente) que se va a llevar cada película...cosas radicalmente opuestas.
Como cinta favorita a conseguir el Oscar a mejor película, tenemos el
Discurso del Rey y La Red Social, ambas totalmente dignas, llegando a resultar un producto de mucha calidad en todos los aspectos que componen un film (porque digo yo que si es un premio a la mejor película, tendrá que valorarse TODO)...y si es así, entonces he de ir en contra de los vaticinios, y a pesar de que ambas películas me parecieron casi redondas, yo le doy mi voto a Black Swan, la cual es, simplemente, genial, una Obra Maestra que, poniéndonos épicos, honra al séptimo arte, a la cultura ¡y a la raza humana en general!...Aronofsky ¡queremos más!
Pero también, estas tres, tendrán que competir con otros grandes títulos como
Winter´s Bone, por lo visto toda una sorpresa para la crítica, True Grit, en la cual, al menos desde mi punto de vista, los Cohen han estado un poco flojillos esta vez. Hay que añadir el pelotazo de Inception, con Nolan a la cabeza, aunque un poco sobre valorada, pienso...también The Fighter, y la cara un poco más independiente de Los chicos están bien, las cuales no he tenido el placer de ver...y por último, la muy merecida presencia del cine de animación con Toy Story 3...aunque yo volvería a nominar a Up ¡para toda la eternidad!

En la categoría de mejor director, aunque Aronofsky se lo merece con creces, creo que este año la estatuilla se la llevará Fincher...que ya toca.
Como mejor actriz...¡Portman por favor!...mejor actor, supongo que Colin Firth y su asombroso tartamudeo, y como mejor película extranjera...la verdad es que está la cosa un poco más confusa...quizás
Biutiful.
Y en el resto de nominaciones, reconozco que mi objetividad ¡si alguna vez existió! se pierde del todo, y más bien "deseo que" a "pienso que"...pero bueno, como dice el dicho "para gustos colores y para pechos sujetadores"...eso si, mejor fotografía,
Black Swan ¡por favor! y mejor banda sonora La Red Social...¡he dicho!

martes, 8 de febrero de 2011

The Sanctum


The Sanctum (El santuario), dirigida por Alister Grierson, es la nueva obra producida por el rey del entretenimiento y el cine de masas, el director que consiguió hacer de Titanic la película más taquillera en su momento, y que ha conseguido superarse a si mismo, el año pasado, con la superproducción en 3D, Avatar. Con estos antecedentes, parece que uno se siente prácticamente obligado a asistir a la proyección de un film que cuenta con el visto bueno de uno de los grandes del cine actual como es James Cameron. Y si que puede percibirse cierto aire “cameroniano” en la dinámica de la película, y sobre todo en la estética 3D, pero, por otro lado, si analizamos este producto con calma, nos damos cuenta de que no es oro todo lo que reluce y de que, a pesar de su padrino, resulta una película bastante mediocre.

El Santuario nos narra la historia, supuestamente basada en hechos reales, de un grupo de espeleólogos que se sumerge en lo más profundo de una de las cuevas más inaccesibles y peligrosas del planeta, con todos los riesgos que ello entraña. Cuando parte de la expedición todavía continúa en las profundidades de la gruta, sobreviene un monzón que inunda la cueva prácticamente en su totalidad, por lo que los protagonistas deberán luchar con todas sus fuerzas y valentía para poder sobrevivir.

Como os podéis imaginar, esta historia más que manida y exprimida en diferentes versiones por el cine de acción y de catástrofes naturales, no es más que la excusa para poder desarrollar la tecnología 3D en todo su potencial, y más teniendo en cuenta el juego que puede dar el interior de una cueva subterránea. El resultado final, es hora y media de tensión no muy bien conseguida y una enervante agonía y claustrofobia por parte del espectador, que si bien era la intención que perseguían los creadores del film, lo han conseguido con creces, mientras que, sin el 3D, la película resulta muy predecible y nos deja con un regusto a telefilm de sábado por la tarde.


jueves, 27 de enero de 2011

Mil cretinos

La catalana Mil Cretins (Mil cretinos) supone la vigésima segunda película del director, pero también guionista, productor y director de teatro, Ventura Pons. Su espíritu cinematográfico, siempre muy personal y un tanto inclasificable, vuelve a resurgir en este filme, basado en la obra homónima del escritor y periodista Quim Monzó.

Le película, desgranada en quince historias diferentes, nos habla, a grandes rasgos, de la estupidez humana, de la irracional y desesperante estulticia que a veces nos posee, aunque sea en pequeños gestos y hábitos, que puede llegar a irritar sobremanera a aquellos que nos rodean. Calando un poco más hondo, cada una de las diferentes tramas, trata temas heterogéneos como la decrepitud del ser humano, la muerte, el amor, el sexo…todo ello reflejado a través de un gran número de personajes, constituyendo una película total y absolutamente coral, en el sentido estricto del término.

El filme, dividido en tres partes, nos muestra, dos de ellas, la primera y la última, ambientadas en la Barcelona contemporánea, mientras que la segunda parte, supone un corte drástico respecto al hilo argumental y estético con el que habíamos comenzado la película. Durante esta segunda parte, se suceden nuevamente diferentes historias y personajes, pero todos ellos se encuentran enmarcados en escenarios teatrales, un tanto atemporales, inspirados, por otro lado, en las escenografías catalanas de finales del XIX y principios del XX, a base de decorados pintados simulando paisajes y construcciones, en los que tienen lugar las diversas narraciones, que versan, en su mayor parte, sobre leyendas y cuentos populares. Además, también supone un cambio en la interpretación de los actores, que ahora pasan a imitar el estilo del cine mudo, sin diálogos y con actuaciones muy sobreactuadas, acompañadas de los clásicos rótulos explicativos del cine silente.

Aunque esta segunda parte pueda resultar la más atractiva, debido a su alto grado de experimentación y, sobre todo, a nivel estético, puede que sea, por otro lado, lo que hace que el film, en su conjunto, sea un tanto incoherente, rompiéndose la continuidad narrativa, que desengancha al espectador y le hace salir de la película.

Por otro lado, puede resultar algo lenta y un tanto desconcertante, ya que no hay un patrón definido en las diferentes historias, es decir, unas son muy cortas, otras excesivamente largas, algunas tienen conexión, y otras no, al igual que los personajes, en ocasiones parecen conectados entre sí, mientras que en otras, se trata de episodios aislados e independientes.

Si resulta que al final va a resultar cierta la sospecha de que está de moda el cine de historias paralelas, de películas corales que simultanean mil y una narraciones, puede que Ventura Pons nos haya ofrecido un vuelta de tuerca, añadiendo un estilo experimental y muy personal, aunque el resultado final no sea todo lo exitoso que pudiera haber sido.