A través de la figura de un más que convincente Luis Tosar, en el papel de César, Mientras Duermes nos adentra en la solitaria, patética y triste vida de un portero que ha perdido toda aspiración y esperanza vital, cuya frustración diaria le lleva, en ocasiones, al intento de suicidio, en otras, a regodearse en su propia desgracia y en su errática búsqueda de la felicidad…hasta que vislumbra el camino para encontrarla. Este cambio de dirección en la vida de César, estará motivado por la presencia de Clara (Marta Etura), una de las vecinas del edificio, joven, guapa, simpática, amable, y como el propio César no para de repetirse a sí mismo con repugnancia “siempre con esa sonrisa en la cara”.
Las noches se convertirán, pues, en el momento más esperado del día para el trastornado portero, el cual, alentado por su psicopatía y sus ansías de encontrar un motivo para levantarse cada mañana, se cuela en el apartamento de Clara, noche tras noche, con el deseo de convertir su vida en un infierno…con el fin de “quitarle esa sonrisa de la cara”.
Al más puro estilo clásico, en lo que al thriller se refiere, Balagueró nos muestra la frustración, la nula motivación de un individuo que se ve a sí mismo como un perdedor, un fracasado, cuyo único consuelo es el mal ajeno, el cual, si no lo encuentra de manera natural, lo inflige, como en el caso de Clara. Esta mezquindad introduce a los personajes en una atmósfera agobiante y siniestra, que llega a convertirse en asfixiante al final del film, que no hace concesiones a un posible final feliz, donde impere la justicia, y que nos recuerda lo perturbadora y dañina que la mente humana puede llegar a ser cuando no ve satisfechas sus expectativas.