BRILLANTE. Impresionante muestra de genialidad cinematográfica, como no podía ser de otra manera, en una de las obras más perturbadoras de la Historia del Cine. Pasolini se supera a sí mismo una vez más en una atroz aventura fílmica ambientada en una Italia consumida por el fascismo, la represión católica y la depravada hipocresía y brutalidad humana. Indagación sobre la sexualidad más estremecedora y la perversión de los placeres carnales, sobre los instintos más primarios, y su relación con la muerte y el dolor físico.
Pesimismo y desvirtuación del género humano, todo ello materializado en un film visualmente impactante y sorprendente, a base de unas imágenes magistralmente compuestas, plano a plano concebido como verdaderas fotografías independientes, donde todo está medido y planificado a la perfección. Fotografía fílmica, por otro lado, que pone de manifiesto el alto bagaje cultural y artístico de su creador, en unas composiciones que van desde una estética sumergida en el más puro recargamiento y naturalismo barrocos, a una espontaneidad visual propia de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX.
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